Dentro de los tres años desde el momento de su fundación, el monasterio de la Santísima Trinidad se convirtió en el “corazón espiritual de la diáspora Rusa”, comenta el Abad Nektary. Los oficios aquí se realizan en el idioma eslavo, de acuerdo a la tradición ortodoxa rusa; los fines de semana los diplomáticos rusos y embajadores vienen junto con sus familias. De todo el país llegan aquí los rusos, serbios, búlgaros para asistir a los oficios litúrgicos así como para recibir apoyo espiritual y material.
El monasterio hace una gran labor en la comunidad local: brinda apoyo médico y psicológico a personas adictas a alcohol y drogas, a víctimas de violencia doméstica; facilita consultas jurídicas a mujeres rusas en situación de divorcio con sus esposos mexicanos; colabora en cuestiones de patria potestad; ayuda a los necesitados y desempleados. En el Asceterio enseñan las bases de la doctrina ortodoxa, reciben a los peregrinos de todo el país, así como del extranjero.
Antes de la epidemia de la influenza porcina el ingreso principal del monasterio provenía de su propia pastelería y del sueldo del Abad, que es catedrático de la Universidad local. Pero durante las 5 semanas de la cuarentena las ventas cayeron; este hecho, aunado al incremento de la renta, orilló a los monjes cerrar la pastelería, lo que les dejó sin recursos. Al haber pasado los 5 meses, ellos todavía siguen buscando un lugar más barato para su pastelería.
Mientras el monasterio juega un papel trascendental en la comunidad, la mayoría de sus fieles, que son ciudadanos rusos que tratan de ganarse la vida como músicos ó artistas, no están en condiciones de ayudar económicamente a los monjes. Las ventas de las velas y algunos oficios privados dejan un ingreso muy modesto. No obstante, tomando en cuenta la difícil situación financiera de su congregación, padre Nektary no da su bendición ni para tradicionales aportaciones dominicales. El dice, que la gente ya tiene suficientes pendientes propios y de sus familias, como para preocuparse todavía por los ingresos del monasterio.
Como toda la ciudad de México, el Asceterio sigue luchando con otro serio problema – escasez de agua. Hasta que tengan recursos para instalar un tanque más grande y una bomba de agua, los tres miembros de la comunidad monástica tendrán que llevar decenas de litros de agua con cubetas para cubrir sus necesidades diarias.
Más que hace un año que la salud del abad Nektary sigue empeorando, el estaba al borde de la muerte en el mes de octubre. A pesar de esto, el padre Nektary cumple con sus compromisos pastorales y sigue dando clases de lingüística, historia mundial, eclesiástica e historia del arte en la universidad Iberoamericana en México. También visita a los enfermos y necesitados. Según comenta, hay muchísimas familias en la comunidad que necesitan atención y apoyo.
“Nosotros trabajamos muy duro para mantener nuestro monasterio y parroquia. Tratamos de no ser carga para nadie, al contrario queremos ser instrumento de ayuda para la comunidad rusa. Pero tenemos que afrontar dificultades económicas por la clausura de la pastelería y mis problemas de salud. Créanme, sobrevivir y continuar con el trabajo de nuestra misión ya es un gran milagro!“ - escribió padre Nektary.
Por los materiales del sitio web de la Fundación de Asistencia a las Necesidades de la Iglesia Ortodoxa Rusa en El Exterior (www.fundforassistance.org)