¡Cristo ha Resucitado!
¿Qué podemos decir sobre la alegría que sentimos todos los Cristianos en este magistral día? ¿Qué palabras podemos agregar o qué homilía podría dar mayor felicidad que aquellas sencillas palabras del ángel que sacudieron el universo: “Ha resucitado, no está aquí” (Marcos 16.6)?
Estamos hoy unidos por el amor fraternal alrededor del sepulcro del Salvador Resucitado. Estamos parados junto a las mujeres portadoras de mirra, nos apresuramos junto con los santos apóstoles a la tumba vacía del Señor. Festejamos junto con Adán y Eva, con predicadores y patriarcas y con todas las creaturas. Glorificamos junto con nuestros antepasados: con nuestros padres y madres que descansan en Cristo, Quien día a día resucita a los muertos y asegura la vida eterna. Estamos celebrando porque toda causa de duelo fue vencida por la Gloriosa Resurrección!
¿Qué es la muerte? Es la exclusión y la separación. ¿Y qué es la Resurrección? Es la reunificación con el Rey-Vencedor. Porque la Santa Pascua también es la fiesta de la unidad, y en este año por la bendición del Dios estamos celebrando el Quinto Aniversario de la reunificación de nuestra amada Iglesia, la novia de Cristo.
¡Qué este célebre acontecimiento prenda el fuego de renovación en nuestros corazones para que nosotros el año siguiente, podamos crecer en el amor de Cristo como un solo cuerpo y para que en el curso de toda nuestra vida estemos atraídos cada vez más hacia la institución de la Vida Divina!
¡Muy queridos Padres, honorables monjes, distinguidos fieles de Jesucristo, elevaremos hoy nuestros corazones! Alegrémonos hoy y siempre por la Resurrección de Cristo Quien convierte el duelo en alegría y trae la luz invencible al mundo tan lleno de tinieblas. ¡Qué nuestros templos canten hoy los himnos de la victoria de nuestros corazones que no conocen a ningún enemigo, a ningún adversario, ni el odio, ni los prejuicios; que solo conocen el amor hacia Dios, Quien venció la muerte y llamó a todo el Mundo a la alegría incesante.
¡Cristo ha Resucitado!